La acumulación de grasa, suciedad y contaminación a lo largo del día puede obstruir los poros y provocar brotes de acné. Por eso, es esencial lavar tu rostro:

• Por la mañana: Ayuda a eliminar el exceso de grasa producido durante la noche y prepara tu piel para el día.
• Por la noche: Remueve impurezas, sudor y residuos de contaminación que se han acumulado en la piel.

⚠ Evita lavar más de dos veces al día, ya que el exceso de limpieza puede provocar sequedad e irritación, haciendo que la piel produzca aún más grasa como respuesta.

El agua caliente puede resecar la piel y el agua fría no limpia en profundidad. Lo ideal es usar agua tibia, ya que ayuda a abrir los poros y permite que el jabón antiacné actúe mejor, eliminando la suciedad atrapada.

Después de lavar el rostro, puedes terminar con un splash de agua fría para cerrar los poros y refrescar la piel.

Muchas personas creen que frotar con fuerza ayuda a eliminar el acné, pero esto puede causar el efecto contrario. La fricción excesiva irrita la piel, aumenta la inflamación y puede agravar los brotes.

🚀 Lo ideal es aplicar el jabón con movimientos suaves y circulares, usando solo las yemas de los dedos.

Si usas una esponja o cepillo facial, asegúrate de que sea suave y no lo uses todos los días para evitar irritaciones.

El acné no desaparece de la noche a la mañana, y los productos de cuidado facial requieren tiempo para mostrar resultados.

📅 Tip: Dale al menos 4 a 6 semanas de uso constante para evaluar los efectos en tu piel.

🔹 Errores comunes que debes evitar:
❌ Cambiar de jabón constantemente por impaciencia.
❌ Usar demasiados productos al mismo tiempo (puede irritar la piel).
❌ Exfoliar en exceso o aplicar tratamientos agresivos sin descanso.